lunes, 3 de octubre de 2011

¡Elegí Gente!

         No sin compromiso voy a decir que, en el breve tiempo que llevo viviendo en Capilla del Monte, y como no podría de otra manera, este pueblo es una célula fiel del organismo argentino.
         Referido puntualmente al ámbito político (a pesar de ser un total y completo descreído de los dirigentes), observo que esta ciudad-pueblo no se sale del común denominador nacional: comentarios de corrupción, obras sin hacer, personas enriquecidas a lo largo de los años, personas libres de hacer lo que deseen, denuncias de malversación, y un etcétera bastante pesado, tedioso.
         Y lo que viene huele a lo mismo.
         Esto me motiva a escribir este pequeño artículo. Siempre es lo mismo. Otra vez y otra vez.
         Otra vez los partidos tradicionales y sus derivados peleando un par de meses, gritando a los cuatro puntos cardinales cuán buenos, honestos y pulcros son, otra vez los mismos de siempre contándonos cuántas cosas maravillosas van a hacer en el pueblo (obras postergadas, universidades, calles repavimentadas, rebaja de impuestos, y más), otra vez los mismos de siempre quienes después nos miran desde allá arriba como si fuésemos vasallos o empleados odiosos… A ellos un breve comentario: ¡Ustedes trabajan para nosotros! ¡Ustedes son quienes deben ganar nuestro voto con acciones, no con palabras! ¡Ustedes, políticos, dirigentes, deberían estar avergonzados por tantos años de rarezas y sospechas! …(silencio)…

         Aunque a decir verdad, y no siento vergüenza de decirlo… Somos nosotros los culpables; los únicos responsables de votar a personas sin propuestas, personas sin ideas, personas que sólo quieren acomodar a algunos parientes, personas que nunca hicieron algo por el pueblo, personas que no merecen nuestro voto…

         Creo (sospecho) que  votamos lo que nos apabulla: sacos y corbatas, publicidad y carteles baratos, un auto con un gran parlante que nos aturde con sandeces, un apellido, una cara con evidente foto-shop que nos sonríe como si nos quisiera… Nosotros votamos irrealidades, mentiras, nos dejamos atrapar una y otra vez…Es nuestra culpa que los candidatos de siempre ostenten un lugar que nunca debió pertenecerles.
         Los dirigentes deberían ser esa parte del pueblo más sensible y laboriosa, que trabaja infatigablemente para llegar a cumplir los sueños de todos. Hoy existe esa opción…
         No elijas un saco y una corbata, no elijas un apellido, ni alguien que se cuelga de la fama de otro para sobresalir, no elijas a quien se peina con gel pero tiene en su bolsillo la caja pública… Elegí personas que no temen caminar por la calle y trabajar como los demás, elegí gente que quiere renovar a este pueblo… ¡Elegí gente!

                                                                       Sebastián Baudracco

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